miércoles, 10 de agosto de 2011

Hoy quería escribir

    Hoy quería escribir sobre la guerra, pero el fragor de la batalla acalló mis palabras.
    Pensé escribir sobre el amor, entonces. Pero creo que ya lo he hecho. En más de una ocasión. Corro el riesgo de resultar cansino. Además, si no lo puedo hacer mejor que los poetas (y no puedo), para qué. Todo lo llenas tú, todo lo llenas. Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
    Se me ocurrió hablar de sobremesas, pero Malú ya lo hizo con el olor de una tarde soleada y el sabor de un porche de madera.
    ¿Y del orgasmo femenino? No. Tampoco. Orquídea ya nos dejó sus palabras instructivas. Sobre el orgasmo masculino se me ocurre que todo, o casi todo, está dicho y redicho. Y sobre el sexo en general qué puedo decir, que hay que mantener su puerta abierta y darle siempre una cálida bienvenida de jadeos y sudores.
    De libros también he hablado. De los que se han hecho míos al leerlos y de los que esperan para exasperarme o cautivarme.
    ¿De injusticias? Fuente inagotable de palabras y reflexiones. Seguiré hablando, me temo, por los siglos de los siglos. Pero no ahora. O sí, no sé. Todo puede ser. Con estas cosas nunca se sabe, las carga el diablo.
    Podría hablar del verano, pero ha tardado tanto en llegar que ahora que lo tengo encima se me han quitado las ganas. Y siempre habrá tiempo para tener presente los inviernos de tardes cortas y acogedoras.
    Podría hablar de ti y de mí. Pero nuestras miradas acaparan la conversación y no quiero interrumpirlas.

    Del viento lo intenté, pero se llevó mis palabras. Él es así.
    De la crisis. Eso sí que da cancha. Pero hoy no tengo ganas.
    Hoy quería escribir y no se me ocurre nada. Esperaré a mañana. Al menos me queda la esperanza del mañana.
    En Somalia el presente es mucho mejor que el futuro.

4 comentarios:

  1. Me gusta observar a mi madre cuando lee el periódico; lo empieza por atrás, después de un vistazo a la portada. Si da con algo que la indigna o sorprende, lee en voz alta, haciendo pausas para expresar su enfado con palabras malsonantes, o su alegría con más palabras malsonantes... pero ¿por qué arte de magia siempre me suenan tan bien?. Ni caso hace a la sección de Clasificados; se detiene en las Necrológicas como si las estudiara; Economía es vista y no vista; disfruta con Deportes cuando dan amplia cobertura al equipo merengue de sus amores y a la lucha canaria; parece querer memorizar los Sucesos; no se le escapa ni una sola columna de Opinión; se reconcentra igual en las páginas de Internacional, que en las de Canarias; vive más que lee los Versos que encuentra en Cultura, y nunca olvida recortarlos días después. Cuando finaliza la lectura, el periódico queda desarmado, hojas descolocadas que me ocupo en ordenar, mientras ella relaja sus brazos dolidos por el reuma, "Coño, ¡cómo pesa el periódico!", dice fastidiada, y yo concluyo, "Sí, mamá, pesa y duele como la realidad que cuenta".

    ************

    Querías escribir y no se te ocurría nada, pero tus palabras, tu tono, me han inspirado esto que dejo por aquí. Un trocito de mi vida. Gracias, Miguel Ángel.

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  2. No. Gracias a ti, amigo Anómino, porque ese trocito de tu vida que dejas en el blog es un texto emotivo y evocador. Y muy descriptivo, en pocas palabras, de la personalidad de tu madre. Como debe ser. Precioso. Casi merecería la pena hacerlo al revés: tu texto en la entrada del blog y el mío insertado a modo de comentario.
    Por cierto, yo leo el periódico de una forma muy parecida a como lo hace tu madre.
    Un saludo.

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  3. Poquito a poco espero leer todas las entradas del blog, llevo días conociéndolo. Si tuviera que definirlo en dos palabras serían: imponente y magistral; de ahí que necesite ir despacito, no quiero perder detalle, y sí aprender disfrutándolo.

    Insisto, gracias, Miguel Ángel, esta vez por hacerme sentir tan bienvenida.

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  4. Me abruman esas dos palabras con las que defines el blog. Gracias por tu interés y tus comentarios.
    Por supuesto que siempre serás bienvenida aquí.
    Un saludo.

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