miércoles, 18 de julio de 2012

Despacito despacito, niñata




     Al final ha pedido disculpas. En una carta dirigida al presidente de la Cámara, Andrea Fabra pide disculpas al grupo socialista en el Congreso de los Diputados, y al propio Congreso, por haber gritado “que se jodan” en el momento en que Mariano Rajoy, presidente del gobierno, anunciaba que en el nuevo paquete de recortes que nos ha impuesto se incluye también un hachazo a las prestaciones que perciben los desempleados.
     Como sé que me leen también al otro lado del Atlántico, permítanme que exponga unos pocos antecedentes para que se sepa de qué estamos hablando. Andrea Fabra es diputada por el Partido Popular. El Partido Popular, la rancia derecha española, gobierna en estos momentos en España. Andrea Fabra es hija de Carlos Fabra, un dirigente del Partido Popular tocado por la fortuna, pues varias veces la suerte ha llamado a su puerta para hacerle entrega del premio gordo de la lotería, e imputado en varias causas judiciales por tráfico de influencias, cohecho y fraude fiscal. Todo un señor.
     El pasado miércoles, 11 de julio, el presidente Rajoy exponía ante el Congreso de los Diputados los nuevos recortes de derechos dictados por el FMI y la Unión Europea. Entre ellos, la rebaja de la prestación por desempleo de las personas que en este país acaban en el paro, que son cada día más. Ante las protestas de los grupos de la oposición por la medida, los diputados populares aplaudieron a su aspirante a caudillo y Andrea Fabra gritó “¡que se jodan!"
     Hoy pide disculpas por ello.
     Lo primero que pensé al leer la noticia es que te han pillado, bonita. Todo estalla cuando ese mismo día empieza a circular por facebook y twitter un vídeo en el que se ve claramente, y se oye con alguna dificultad, el exabrupto de la pija. Si la cámara de televisión en ese momento hubiera estado orientada hacia otro lado, hoy no estaríamos hablando de nada de esto, la sinvergüenza se habría despachado a gusto y no nos habríamos enterado. Pero te pillaron. Las redes sociales llevan una semana ardiendo con miles de comentarios denunciando el hecho y exigiendo responsabilidades. Miles, pero miles. Miles de miles.
     Y hoy pide disculpas.
     También se me ocurre pensar que esas disculpas no son del todo sinceras. Si las imágenes no la hubieran pillado, la tía esta hoy comentaría en sus corrillos íntimos lo bien que caga desde que pudo desahogarse aquel día en las Cortes. Pero como el escándalo ha sido grande (enorme, descomunal, y hasta esdrújulo) y su partido empieza a sentirse incómodo ante tanta crítica, desde dentro le han tirado de la oreja y le han pedido que haga un gesto de cara a la galería que rebaje un poco la tensión.
     Y va y pide disculpas.
     Y a mí se me antoja que no son sinceras, por lo que yo no se las acepto. Porque no me creo que tenga propósito de enmienda. No me suena a disculpa nacida del arrepentimiento al poco tiempo de haber cometido la falta. Tarda una semana en pedirla. Una semana a lo largo de la cual ha estado esquivando a todo aquel que ha querido abordarla para hablar del tema. Una semana a lo largo de la cual dejó claro que no se arrepentía de sus palabras. ¿Y ahora pide disculpas? Perdona tú, bonita, pero no. No me lo creo.
     Eso sí, durante esta semana lo único que la maleducada ha dicho es que no se refería a los parados cuando se lució, sino a los diputados del grupo socialista, lo que no me termina de cuadrar del todo. Porque no gritó “jodeos” mirando a los bancos de la oposición (los tiene enfrente). O “que os jodan”. No. Grita “que se jodan”. Hay que tener en cuenta que el argumento del que en ese momento echaba mano Rajoy para defender la rebaja de las prestaciones por desempleo era que éstas son muy altas y hacen que el parado prefiera quedarse en casa cobrando el paro antes que salir a la calle a buscar empleo. Por eso es mejor bajar la prestación a unos niveles que imposibiliten vivir de ella y obligar al personal a que salga a buscar todos esos puestos de trabajo que andan por ahí sin nadie que se deje querer. Porque en este país, en estos momentos, le das una patada a una piedra y de debajo saltan cuatro puestos de trabajo. Pero como la gente prefiere vivir del paro... Me fastidia que el “¡que se jodan!” de la niñata haya servido para que casi nadie se dé cuenta de la increíble desvergüenza de este presidente nuestro que se ríe en nuestra cara impunemente.
     Pues no te perdono, capullito de jazmín. Me lo pensaría si me pidieras disculpas a mí. Pero tus supuestas disculpas las diriges a los diputados socialistas y a la Cámara, y yo ni soy de ellos ni estoy en ella. No pides disculpas a los parados de este país que se sintieron ofendidos por tu desfachatez. No pides disculpas a las personas que, a pesar de no estar paradas, también nos sentimos ofendidas por tu falta de urbanidad, educación y empatía. Por tu egoísmo e indolencia. Cuando eso hagas, me lo pensaré.
     Mientras tanto, que te den, pibita.
     Y si lo haces, ni se te ocurra pensar que me bastará. El escaño que ocupas en el parlamento te exige, cuando menos, educación y sensibilidad hacia los problemas de los ciudadanos. Te exige un saber estar que no tienes y te exige que te esfuerces en encontrar soluciones a esos problemas que a ti te importan un bledo.
     Con tu actitud, boca sucia, te puedes ir despacito despacito a la mierda con tu carta de dimisión entre los dientes. Tú y todos los que piensan y sienten como tú. Niñata.