martes, 22 de mayo de 2012

El sobre


-¿Sí? ¿Quién es?
-¿Manu? Soy yo. ¿Estás solo?
-Sí. Dime.
-Tengo listos los expedientes.
-Perfecto. ¿Cuándo me los pasas a la firma?
-¿Ya hablaste con él?
-...
-Lo digo por si está al tanto de todo.
-Tú me dirás, sin él no hay trato.
-¿Y el pago?
-Ya veremos...
-¿Cómo que ya veremos? No me jodas, Manu.
-Que sí, que está todo preparado.
-No muevo un papel hasta que todo...
-Que sí te digo. No me seas coñazo, ¿quieres?
-¡Cómo coñazo! ¿Es que no has visto Marbella? No quiero que...
-Que sí, joder, que está todo listo. Esta tarde quedé con él en el Caimán.
-Pues avísame en cuanto lo tengas. El solar ya está listo.
-Vale, Pepe, vale. No sé a qué viene tanto ruido.
-Sí, ruido. Más te vale que...
-¿Y tus hijas qué tal?
-Joder, Manu, cómo eres.
-Adiós, Pepe. Tengo trabajo.
-Ya. Y yo no. Hasta después...

viernes, 18 de mayo de 2012

Más fuerte que la guerra

  Mamá chilla cada vez que el ruido de las bombas hace temblar los cristales. Yo sé que los aviones pasan de largo para descargar sobre la ciudad y por eso le digo que no llore, pero ella se pone a repetir una y otra vez el nombre de papá encogida en el suelo de la cocina. Él está en Madrid, allí donde las bombas retumban y sus cartas tardan tanto en llegar. Cuando la veo así no me gusta y me escapo al bosque corriendo, hasta llegar a la mansión encantada. En mis paseos en solitario, un día descubrí la abertura en el muro y por ella me cuelo siempre que quiero en estos jardines abandonados. En cuanto llego a la parte trasera de la mansión, el olor de la hierba y la tierra húmeda me envuelven como el silencio. Es mi jardín mágico, un jardín secreto que es más fuerte que la guerra y no la deja entrar. Me pierdo entre sus caminos imaginando que soy un explorador mientras persigo el canto de los grillos. A veces me paro a escuchar el susurro de las hojas que el viento mueve y pienso que me hablan. Pero lo que más me gusta es tumbarme en el suelo frío a mirar las estrellas. Y sueño que papá juega conmigo, que mamá recoge flores y que fuera no hay un mundo al que volver.

Vuelvo




  El silencio de la espera titulé la última entrada que publiqué en el blog hace tres meses. Y una espera de tres meses de silencio ha transcurrido desde aquella publicación. Entre pitos y flautas, tres han sido los meses en lo que he estado lejos de este particular ciberespacio. No fue una decisión premeditada. No hay una razón concreta para el silencio. Así surgió, y así ocurrió. El trabajo, la dedicación a otros proyectos que pretendo poner en marcha en breve (proyectos literarios largamente postergados) y la vida misma, que casi nunca atiende a la planificación, han dictado las causas de la ausencia.
Pero vuelvo. Nunca pretendí abandonar.
Vuelvo con las mismas ganas de siempre, con ideas nuevas que en los próximos meses espero ir materializando y la misma ilusión. Seguirán las entradas estrictamente literarias. Y seguirán las de opinión, los gritos en este breve espacio que utilizo a modo de válvula de escape para dar puñetazos en la mesa, o simplemente como un desahogo. Y vendrán esas ideas nuevas que iré mostrando conforme las vaya concretando.
Hoy vuelvo para seguir a lo mío. Con todos ustedes, espero.
  Hola de nuevo.