sábado, 12 de junio de 2010

Deseo

 
   ¿Qué hacer con el tiempo perdido y que ya nunca recuperaremos?
   A veces pienso que la amnesia tiene su lado positivo cuando nos borra de la memoria los recuerdos de los que queremos huir, aquellos que se resisten incansables a abandonar nuestro presente, haciendo que vivamos el pasado odiado un día tras otro, una y otra vez.
   Nunca me gustó el arrepentimiento de las cosas vividas, de las experiencias que nos han hecho como somos ahora. Que me quiten lo bailado es una sentencia que me gusta explorar. Con el paso de los años siento que la experiencia vital acumulada me empuja a ser lo que hoy soy, y me muestra sus dos caras con la naturalidad de la vida misma. Lo bueno y lo malo se funden en un todo que disimula las angustias y miedos del pasado detrás de las alegrías y satisfacciones.
   Pero a veces cuesta mucho trabajo. Se hace difícil asumir las lecciones de todo esto y encontrar la senda del olvido, tan cercana ella a la del conocimiento. Entonces me arrebata la rabia por lo que me quitaron, la indignación por las mentiras que se escondieron detrás de las palabras que me hicieron trabajar un futuro que nunca tuvo la posibilidad de llegar a ser. Los cimientos por los que aposté se remueven. Me tambaleo. Y sé que debo encontrar la forma de discernir con claridad entre lo que sí que tengo y el humo negro y engañoso de lo que yo mismo me creí.
   Desafortunadamente, no siempre se tiene la sabiduría necesaria para oponer las razones a los deseos. Es entonces cuando le hago guiños a la amnesia, por ver si se deja tentar y me brinda una pizca de su anestesia.
   Pero a pesar de todo, que no muera el deseo.

4 comentarios:

  1. Las experiencias vividas, buenas o malas, son vivencias que van formando los adoquines de nuestro camino, ¿Arrepentirse? ¡¡¡Nunca!!!

    Quedarse con los buenos recuerdos.

    No amar o arriesgarse en cualquier vivencia, es estar muerto.

    Besos Miguel Ángel

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  2. P.D. Me encanta Maná, y esta sobre todo, me hace sentir mariposillas olvidadas.

    Muakis

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  3. Somos lo que somos, miguelito. Nuestros éxitos y fracasos. Nuestro minuto de lucidez y las décadas de estupidez crónica. Somos lo que vivimos y lo que no, lo que hacemos y lo que siempre mantenemos en el congelador de los sueños.

    Hasta en los peores recuerdos hay cosas bonitas que conservar. Para seguir adelante, aunque muchas veces cuesta, no nos queda otra que concentrarnos en lo divertido y gratificante que fue o, simplemente, creímos que fue.

    Lo demás, a la basura, puro desperdicio, caldo de úlceras y malos rollos.

    Recuerda a Kundera, lo leíamos en el 98: la vida no es científica. No vale la pena echarse flores por nuestros éxitos ni machacarnos por los presuntos fracasos, jamás podremos contrastarlas, comprobar si eran o no la mejor de las opciones posibles.

    Un abrazo fuerte.
    Joder, esto sin copas. Cuando nos emborrachemos, ya verás.

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  4. Pues en eso estamos, queridos amigos. ¡Que nos quiten lo bailado!, como digo.
    Queda un camino por recorrer. Mirar atrás de vez en cuando puede ser hasta divertido, pero nos queda el misterio de lo que está por venir. Habrá que descubrirlo.
    Gracias, Orquídea. Gracias, Javi.
    Un beso

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