viernes, 2 de septiembre de 2011

Quisiera




    Una vez probé lo de los viajes astrales, pero no me fue bien. El espíritu se negó a abandonar mi carnalidad, acostumbrado como lo tengo a tener los pies anclados al suelo para no acabar perdiendo la cabeza entre las nubes sin hallar el camino de vuelta, condenado a vagar, a navegar los naufragios o a sobrevolar intimidades volcánicas. Será por eso que un día opté por abrir un libro, y ya nunca lo cerré. Entre sus mundos descubrí esas otras vidas que habría querido vivir y que ahora pueblan mis ensoñaciones sin dejarse engatusar. Palabra a palabra, frase a frase, párrafo a párrafo, he sabido de la pestilencia de las calles de los barrios bajos de París en el siglo XIX, de la indolencia del mar embravecido mientras aguanto los tirones del timón de un viejo bajel de guerra, de la ceguera de unos molinos de viento incapaces de reconocer el ataque del sueño de un caballero, del empuje de un matador que no cierra los ojos cuando ve los cuernos cerca, de bibliotecas que protegen con su vida los secretos que albergan, de famas, de cronopios y hasta de las veleidades de una muerte caprichosa.
    Y como a veces no me gusta esta vida, sueño que puedo ser otro, que puedo estar en otro lugar o que vivo otros tiempos. En esos momentos soy un personaje imaginado por Pauline Réage, o un tripulante del Hinderburg, o el maquinista de un tren secreto con destino San Petersburgo en 1917. Puedo imaginar que me encuentro una tarde sentado frente al mar de Lanzarote teniendo a José Saramago como contertulio, que espío por el ojo de la cerradura el momento en que un grupo de generales deciden entusiasmados el comienzo de una guerra que les brindará una tumba anónima; que soy gaviota y soy mar. Y paseo por las calles polvorientas de un pueblo olvidado, en un tiempo recién nacido, cuando las cosas aún carecían de nombre; o me oculto entre las rocas de Cimmeria para ver pasar a un imponente guerrero a caballo, o alcanzo las cimas de La Isleta y les grito que la cojan, que cojan ellos para siempre la maleta.
    Si tuviera que elegir, la del pirata cojo ya está pillada, así que no. Pero me sirve igual la vida de un navegante portugués en los tiempos en los que el mundo aún era una inmensa extensión desconocida, la del primer astronauta o la del último mohicano, una vida de vicio y depravación, o la de un lugarteniente de Carlomagno, o la de un druida celta, o la de un comanche que aún no reconoce la pesadilla del hombre blanco, o la de un farero solitario.
    Si tuviera que elegir, digo, querría ser bombero en Babilonia, albañil en Egipto o carpintero en Trafalgar. Monstruo del lago Ness, alienígena en la Nostromo o Antonio Banderas en Pecado original. Prisionero en Alcatraz o amotinado en San Quintín. Estudiante francés en 1968, desertor en Vietnam, inquilino de tu lecho aquella primavera en Praga. Querría tener un martillo en Berlín en noviembre de 1989, o un pico y un pincel en Atapuerca, una honda en Palestina o la lámpara de Aladino.
    Pero si me pides que que sí, que elija, el deseo de tus labios. Tu sueño en la distancia.
    Quisiera.

6 comentarios:

  1. Por un rato, me olvidé de mis tragedias y me fui contigo. Qué bueno!.Nena

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  2. Gracias, Nena. Qué bueno que te vinieras... Un beso.

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  3. Joaquin Sabina , Mago de Oz,anonadada me hallo ,compartimos musica y compartimos quisiera ser ,pero ademas ,yo quisiera ser musa ,para poder inspirar cosas como las que tu escribes.
    La Bruja

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  4. ¡Hola, Bruja! Pues sí, parece que compartimos muchos gustos musicales. Pero, ¿también compartimos quisiera ser? ¿Seguro? ¿También tú quisieras ser Antonio Banderas en "Pecado Original"? ¿También a ti te gusta tanto Angelina Jolie? Un beso, chiquilla.

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  5. Vale , no , no quiero ser Banderas, quiero a Banderas ,no saques punta a todo , ponle tu lado femenino a tu escrito y me entenderas mejor , ¿O acaso reniegas de ese lado? no deberias un beso guanche

    La Bruja


    Billarista a tres bandas,
    insumiso en el cielo,
    dueño de un cabaret,
    arañazo en tu espalda,
    tenor en Rigoletto,
    pianista de un burdel,
    bongosero en la Habana,
    casanova en Venecia,
    anciano en Shangri-la,
    polizón en tu cama,
    vocalista de orquesta,
    mejor tiempo en Le Mans,
    cronista de sucesos,
    detective en apuros,
    conservado en alcohol,
    violador en tus sueños,
    suicida en el viaducto,
    guapo en un culebrón,
    morfinómano en China,
    desertor en la guerra,
    boxeador en Detroit,
    cazador en la India,
    marinero en Marsella,
    fotógrafo en Play Boy.

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  6. Sí que te entendí, mujer. Ya sabes lo picajoso que soy. Y no, no tengo nada contra mi lado femenino, a no ser que, en ocasiones, me parece demasiado desarrollado y quisiera tener algo más de mala leche masculina. Gracias, Bruja, Un beso

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