miércoles, 23 de marzo de 2011

Y los sueños cine son

Respira el film en el espejo de un público.
A menudo el público mira y no ve. Bosques,
fuego, aire y agua, al cine como a los libros,
dan al cristal una virtud de vida

(Joan Brossa)


    Para ser imagen, el cine nace de las palabras. Y éstas, destinadas a convertirse en luz viviente, sirven de vehículo a los sueños que se capturan en el celuloide para acabar viajando, en forma de motas y partículas, en el cono de luz que surge del cuarto de proyección y se ensancha hasta abrazar toda la pantalla ante la mirada ávida y expectante de un público dispuesto a dejarse engañar y guiar hacia una realidad extraña que existe en tanto en cuanto existe el público que la vive. La película, pues, nace cuando se exhibe y muere cada noche al apagarse la luz, en el silencio de la sala. Es por eso que, como la vida y la muerte, cine y público, libro y lector, se necesitan mutuamente para llegar a ser.

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